Como influye la imagen profesional del Maestro en el proceso educativo actual mexicano. Una reflexión desde el punto de vista educativo y comunicacional.
Actualmente podemos percibir en las aulas algunos factores negativos que
influyen en el aprendizaje como: desmotivación, exclusión, incomprensión, falta
de interés, distracción y hasta desilusión.
La forma de ser, el carácter y la apariencia del profesor es muy
importante ya que es lo primero que los alumno captan.
Ante todo se debe transmitir:
nobleza, amor a sí mismo y a los demás, servicio, paciencia, felicidad,
carisma, compañerismo, cultura.
Para convencer se necesita por lo menos un 55% de nuestro lenguaje
corporal.
Dependiendo de nuestra actitud ante el trabajo de enseñanza que llevamos
a cabo es como nuestros alumnos recibirán ésta.
Si nuestro universo de pupilos se enfrenta ante un maestro, que practica
los valores que pregona, que conlleva su actividad de manera afectiva y
efectiva, que impone limites de respeto y tolerancia dentro y fuera de su aula,
que se compromete, que aprende y estudia a la par de ellos, que es puntual, que
no dice malas palabras o que viste de manera formal por lo menos para
distinguirse dentro del aula y saber quien es el maestro entonces estaremos
aportando a nuestra imagen. Estos puntos nos pudieran parecer banales o dados
por hechos, pero es cierto que muchos docentes por mínimos que parezcan ni
siquiera los llevan a cabo.
Si ninguno de los puntos señalados son llevados a cabo, nuestro alumnos
entonces nuestro proceso educativo se verá mermado desde un punto referencial
bastante complejo, donde estaremos sembrando un rechazo inconsciente a nuestra
persona, nuestra institución y nuestro sistema educativo.
Es imperante hablar sobre la imagen actual de los maestros mexicanos.
Empezamos 2014 arrastrando un cúmulo de estragos reproducidos por una
serie de acontecimientos que a cada momento minimizan, ridiculizan y desvirtúan por completo esta loable,
importante y vital labor.
Entre las profesiones más vapuleadas hoy en día esta la de ser profesor.
Dentro de la sociedad mexicana se ha desvalorizado tanto nuestro trabajo
que incluso al pensarlo se ve como un “oficio” fácil, el cual no requiere
demasiada preparación y puede ser llevado a cabo por cualquier persona que
tenga mínimos conocimientos.
Lamentable y tristemente he llegado a escuchar comentarios como: “Si no
quieres trabajar mucho entonces estudia para maestro” o “Si no quieres estudiar
aunque sea saca la carrera de profesor”. Frases repito indignantes y
lamentables.
La palabra maestro tiene varios sinónimos como:
Sensei: un título japonés para referirse a las figuras de autoridad.
Gurú: utilizada en el hinduismo, budismo y sijismo.
En las artes y oficios como la música, arquitectura, danza, literatura,
etc., el maestro es aquel que produce obras que trascienden después de su
muerte.
“Sabiamente habló el que dijo que las escuelas eran TALLERES DE LA
HUMANIDAD, laborando para que los hombres se hagan verdaderamente HOMBRES”…(1)(Comenio,
Juan Amós., Didáctica Magna, Octava Edición, México 1998, p. 24)
¿En México le damos alguna connotación parecida a las que acabamos de
mencionar a la misma palabra?
¿Tenemos claro la importancia que un docente tiene dentro del círculo
social al que estemos integrados y las repercusiones que éste dará en la vida
de las nuevas generaciones que serán quienes tomen las decisiones futuras para
el avance y el desarrollo de nuestra sociedad?
Aproximadamente hace un poco más de 50 años, los jóvenes que contaban
con una instrucción secundaria terminada, con 15 años de edad, se iban a
estudiar el bachillerado a la Normal de Maestros en la Ciudad de México o su
equivalente en otras ciudades de la república y a los 19 años terminaban y
podían dar clases a nivel primaria. Si su sueño era poder dar clases en
secundaria estudiaban cuatro años más para especializarse en el área deseada.
En la actualidad encontramos nuevas carreras universitarias,
licenciaturas encaminadas a la educación como pedagogía, la licenciatura en
educación preescolar, primaria, secundaria, en educación física, en educación de la salud o psicología, las
cuales a nuestros jóvenes capacitan para estar frente al aula y mejorar la
calidad educativa de nuestras próximas generaciones.
Pero entonces por qué nuestro país no logra despuntar.
Según los resultados de la prueba Pisa, hecha en 2013 a medio millón de adolecentes
de 15 años en 65 países divulgada por la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), el primer puesto fue ocupado por Shangai con 614
puntos obtenidos, 119 por encima del promedio que fija Pisa, seguido por
Singapur con 573, Hong Kong con 561, Taipei con 560, Corea del Sur con 554,
Macao con 538, Japón con 536, Liechtentein con 535, Suiza con 531 y Holanda con
523.
México obtuvo el lugar 53 con 413 puntos, 82 por debajo del estándar que
establece la prueba.
De los 65 países participantes, nuestro país quedo por debajo de Chile
que ocupo el lugar 51 con 423 puntos y arriba de Uruguay que ocupo el puesto 55
con 409, de Argentina que logro el 59 con 388 y de Colombia y Perú que
obtuvieron los puestos 62 y 65 respectivamente.
¿Es cuestión social, política económica, generacional o de globalización
este tipo de resultados?
Pensemos en quienes son las piezas fundamentales en el proceso
educativo, el cual es un proceso de comunicación, que consiste en “ la
transmisión de informaciones, ideas, emociones, habilidades, etc.,
mediante el empleo de signos y palabras.
(2) (Berelson y Steiner, 1964, Kaplún, Mario,Una pedagogía de la comunicación,
p.61, Madrid, 1998).
Luego entonces, de entrada
debemos recordar en los cuatro elementos
básicos para que pueda existir ésta
comunicación: un emisor, un mensaje y un receptor con su debida
retroalimentación, que traducido al universo de enseñanza vienen siendo un
docente, el contenido educativo, los alumnos y la evaluación.
Pieza clave es entonces el docente, el cual transmite a cada paso que da, dentro y fuera del aula.
El docente dentro del aula es una
imagen.
Una imagen construida y desvirtuada a últimas fechas que por desgracia
nosotros mismos no hemos ayudado a edificar y a restaurar para imponer el
respeto necesario en ella.
Han escuchado alguna vez el comentario: “Los maestros ya no son como
antes.”
Suelto la pregunta: ¿por qué?
¿Todos los que no dedicamos a la enseñanza tenemos clara la
responsabilidad de nuestra tarea?
Antes de pensar en nosotros mismos, expongamos un poco el sonadísimo
caso de Finlandia donde sus sistema de educación se organizo tomando como
figura central a los profesores.
Al pensar en un país como Finlandia el tema económico en la remuneración
que los docentes como causal de un mejor status y entrega al oficio nos puede
saltar de primera instancia pero el sueldo que un docente del país nórdico puede tener a comparación del
nuestro sería no muy fácil de aclarar pues la paridad adquisitiva va conforme a
los costos de vida de cada país.
Lo que sí cambia son los incentivos tanto de reconocimiento social como
la forma en que se premia y se es visto al maestro.
El joven Finlandés que sueñe con ser maestro debe tener una nota en la
Universidad superior de 9 sobre 10 y luego realizar un máster, para después someterse a procesos de formación abiertos
donde solo son seleccionados aquellos profesores que están mejor cualificados
para el puesto.
Los docentes finlandeses tienen una formación permanente y su figura es
muy respetada es considerada una de las mejores profesiones del país y se
preocupa el Estado porque esto continué siento así. (3) (Fuente informe OCDE,
2010)
Pienso entonces en los maestros de mi país. En su figura y en la imagen
que tienen éstos. Pero más que centrarme en la imagen que se tienen de ellos (o
de nosotros, porque debo incluirme) pienso en la imagen que nosotros mismos nos
construimos y el sentido y el respeto que le damos a la tarea de enseñar, cosa
que hemos olvidado dignifica, singulariza y sectoriza dentro de uno de los
rangos más importantes de nuestra sociedad.
¿Cómo lograr fomentar un respeto profundo para nuestra imagen como
profesores si nosotros muchas veces no la cuidamos y ni siquiera la
concientizamos?.
Se a desvirtuado tanto, que en muchos casos desde el núcleo familiar
vamos introduciendo esa falta de respeto por el profesor en nuestros hijos
pequeños, los cuales pierden dimensión entre el docente y su realidad
educativa.
Entre las cualidades con las que un docente debe contar están sus
cualidades morales: “No se puede concebir la existencia de un docente sin la
suficiente solvencia moral. Con qué autoridad, seguridad personal y
tranquilidad emocional puede dirigirse un docente a sus alumnos demandando probidad, honradez,
justicia, sinceridad, austeridad y en general, buena conducta de acuerdo con
las normas morales dictadas por el Estado, la iglesia, la institución y la
comunidad del que es parte, si él mismo no es exponente del mejor ejemplo. Si
actúa de manera contraria a los principios que pregona, carecerá de todo
crédito y prestigio profesional y no logrará de parte de sus alumnos, ser oído
ni entendido, solo ofrecerá confusión” (4) (Díaz Bordenave, Juan, Martins
Pereira Adair, F. Chandler, Robert, Estrategias de enseñanza – aprendizaje,
IICA, 1982)
Tenemos un reto muy fuerte delante de nosotros que es la CREDIBILIDAD.
La sociedad mexicana no quiere creer en la figura del maestro y por
desgracia esto es ocasionado por la falta de identidad y esencia de muchos.
El maestro actual enfrenta infinitos desafíos ante los cuales trabaja y
desarrolla de la mejor forma sus habilidades en busca de lograr sus objetivos
educativos. No podemos olvidar que existe gente entregada, comprometida con
vocación de servicio y de enseñanza que sostienen en muchas partes nuestra
función.
Dejemos de ser blanco de señalamientos y críticas, re estructuremos
quienes somos y para que “servimos”.
Sabemos el momento que nuestro país vive y desde un punto de vista de la
pedagogía crítica, en donde cada vez se esta luchando más por un orden nuevo,
me vienen a la mente los pensamientos de Antonio Gramsci quien sostiene que “al
interior de la sociedad civil existen instituciones encargadas de difundir
concepciones del mundo acordes con los intereses de la clase dirigente” (5)(
Bórquez Bustos, Rodolfo. Pedagogía Crítica, Editorial Trillas, México, 2006. Pág.
110).
No es mi intención aquí venir a imponer ideas ni a estandarizar
criterios, solo me gustaría muchísimo crear este espacio de reflexión entro todos
nosotros, docentes o no, buscar cual es nuestra esencia y en base a ella
trabajar en la mejora de la Imagen Pública de nuestra amada profesión.
Para entender la forma en que percibimos a nuestros docentes en México
debemos conocer conceptos como
comunicación no verbal, Imagen Física, Imagen profesional, imagen
interna.
Como docentes debemos proyectar ante nuestro alumno, escuela y sociedad
la integridad, seguridad, responsabilidad y respeto de nuestra profesión. Para
que entonces esa sociedad en la que vivimos nos respete tal cual y no nos crea
unas marionetas, o actores sin fundamentos que han perdido identidad y esencia.
“La comunicación no verbal integra un conjunto de códigos que
intervienen en nuestra vida diaria, emitiendo de forma permanente signos que
inciden en la percepción de la gente. Por tanto, cuando se habla de este tema
tan evidente en nuestra forma de ser, nos encontramos con que no siempre somos
conscientes de cómo comunicamos…” (6) (Gordoa, Víctor, Imagología, 2003, p.
139)
¿Qué es lo que la sociedad esta percibiendo de nosotros?
¿Cuáles son los mensajes que estamos arrojando sin medida a todos ellos
que tienen contacto cercano a nuestra persona?
¿En que medida esto ayuda a nuestra labor de enseñanza?
“La percepción es un proceso en el que están involucrados tanto aspectos
físicos como psicológicos del hombre y que se inicia con una sensación, es
decir, con una impresión material hecha en los sentidos. Los cinco sentidos son
como antenas que estarán siempre en la búsqueda de sensaciones, que al ser
absorbidas viajarán a través del sistema nervioso central hasta llegar al
cerebro. Ahí ocurrirá un proceso secundario de aprehensión, desciframiento y
comprensión de lo que produjo y se traducirá en un efecto semejante a una
experiencia o vivencia. Esto significa que cada vez que una sensación es
decodificada en el cerebro, se conformará una imagen mental.” (7) (Gordoa,
Víctor, Imagología, 2003, p. 21)
Es entonces donde debemos analizar cuales son las percepciones que
reciben de nosotros nuestros alumnos, que sensaciones les creamos y como el
efecto de éstas formas un juicio de valor de nosotros para quien la concibe.
Ese juicio de valor creará una opinión que puede actuar de manera
positiva o negativa ante la realidad educativa que queramos enfrentar.
Hasta aquí entonces, podemos resumir mediante la ecuación de la imagen
propuesta por Víctor Gordoa en su libro Imagología lo ya apuntado:
Estímulo +
Receptor = Persepción
Percepción +
Mente = Imagen
Imagen +
Opinión = Identidad.
Agreguemos un ingrediente más: El tiempo. Si esa identidad que estamos
recreando en nuestros receptores se repite y se sostiene durante algún tiempo,
esto se configurará en Reputación.
Identidad +
Tiempo = Reputación
Por lo que Gordoa, concluye que la Reputación es una imagen pública
sostenida en el tiempo.
Dos preguntas más para la reflexión:
¿De qué reputación goza actualmente nuestra profesión? y
¿Cuál ha sido la reputación que yo como maestro me he creado en mi
universo educativo?
Ahora los invito a reflexionar esta ecuación como un ejercicio personal,
individual y ético para encontrar nuestros propios mensajes.
¿Quiénes somos?, ¿qué aparentamos?, ¿qué demostramos?, ¿qué estamos
arrojando dentro de nuestro salón de clases y de que forma esto influye?
Trabajemos en nuestra auto imagen y nuestro auto concepto restaurándola,
recuperándola y significándola tal debe, para tomarla como un buen punto de
partida a seguir de nuestros educandos y de la sociedad entera.
Debemos partir de esta reflexión personal para entender entonces en que
raíces esta fundamentada nuestra imagen actual, la cual ha sido bien aprovechada
como lo he comentado ya por los aparatos de poder en nuestra contra.
Entendamos y aceptemos el reto al que nos enfrentamos día a día y reparemos
en reconstruirnos mediante la capacitación constante, sembrando respeto, y
dándolo.
Mostremos ante nuestros alumnos esa imagen de ejemplo que sea base de un
sueño que ellos también puedan lograr. Y entonces construyamos juntos ese
conocimientos significativo tan buscado, encajándolo desde las entrañas más
profundas de nuestra persona hacia las almas de nuestros pupilos dejando
entonces la huella deseada y no la que puede vaporizarse en un segundo.
Bibliografía
(1)(Comenio, Juan Amós., Didáctica Magna, Octava Edición, México 1998,
p. 24)
(2) (Berelson y Steiner, 1964, Kaplún, Mario,Una pedagogía de la
comunicación, p.61, Madrid, 1998).
(3) (Fuente informe OCDE, 2010)
(4) (Díaz Bordenave, Juan, Martins Pereira Adair, F. Chandler, Robert,
Estrategias de enseñanza – aprendizaje, IICA, 1982)
(5)( Bórquez Bustos, Rodolfo. Pedagogía Crítica, Editorial Trillas,
México, 2006. Pág. 110).
(6) (Gordoa, Víctor, Imagología, 2003, p. 139)
(7) (Gordoa, Víctor, Imagología, 2003, p. 21)
Comentarios
Publicar un comentario